Fundación del CICU



Nació el Consejo de Iglesias Cristianas del Uruguay

Ocho Iglesias cristianas (Católica, Anglicana, Luterana, Metodista, Armenia, Evangélica del Río de la Plata, Pentecostal Naciente y Ejército de la Salvación) fundaron el Consejo de Iglesias Cristianas del Uruguay (CICU). La celebración se realizó el 22 de diciembre de 1998 en la Catedral anglicana de Montevideo, contando con la presencia de los dirigentes y pastores de las referidas Iglesias.

En este acto fundacional del CICU la Iglesia Católica fue representada por el nuevo arzobispo, mons. Nicolás Cotugno y por mons. Víctor Gil, obispo de Minas y presidente de la Comisión de Ecumenismo de la Conferencia Episcopal Uruguaya, así como por numerosos fieles. En el desarrollo de la ceremonia, se firmó un reglamento que empieza con las palabras del evangelio de Juan (17,21): "Para que todos sean uno; como Tú, oh Padre, en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste". Los firmantes recuerdan que este pedido del Señor "ha sido para la comunidad religiosa de todos los tiempos un mandato y un objetivo a lograr". Después de reconocer que el fraccionamiento y división del mundo cristiano llegó como producto del pecado de las mismas Iglesias, el documento propone un camino para intentar poner en marcha un Consejo de Iglesias Cristianas con esta base doctrinal mínima: "nos reconocemos como comunidad de Iglesias que confiesan al Señor Jesucristo como Dios y Salvador: según el testimonio de las Escrituras, y que procuramos responder juntas a su vocación común para la gloria del Dios único, Padre, Hijo y Espíritu Santo".

Recordando el común bautismo y la misma responsabilidad apostólica frente a los problemas del mundo, las Iglesias se comprometen al diálogo fraterno hablando la verdad en un espíritu de amor. Por ello se disponen a trabajar unidas, esperando con mucha humildad que el Espíritu las ilumine y las conduzca a toda verdad.

Los objetivos del nuevo organismo señalados en el Reglamento son: información y conocimiento mutuo entre las Iglesias con respecto al trabajo que realiza cada una y a los problemas que enfrenta, así como su historia, doctrina, formas de culto, tradiciones y características. Promover las iniciativas de diálogo, oración y testimonio común y buscar áreas de mutua cooperación. Discernir, a la luz del Evangelio, los signos de los tiempos en la comunidad nacional y mundial, para ayudar a la formación de las conciencias y pronunciar eventualmente una palabra en común (cuando el acuerdo sea unánime). Por último se señala como objetivo la promoción de la tarea ecuménica y el acercamiento fraterno.

Fuente: chasque.net

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